“Encuentra tu pasión” palabras que escuché en un videojuego llamado It Takes Two, me pegaron fuerte, como no pensé que lo harían. ¿Por qué? Pues porque me hizo darme cuenta de algo que no quería ver: me perdí. Me perdí en esta montaña rusa de la maternidad, casi cuatro años de días que pasan entre medicinas, atenciones, y un constante “mamá” que no deja de sonar.

Y no me malentiendan, también me perdí en los juegos, en las sonrisas, en los abrazos, en las aventuras diarias de alguien que me necesita para todo. Amo ser mamá, pero, a veces, me extraño a mí. Y sí, sé que ya no soy la misma persona que era, que con Baby H, también nació una nueva Ale, pero me falta descubrirla. 

No me había dado cuenta de cómo fue que me perdí hasta hace unos días, cuando, con los amigos de mi novio, decidimos ir a Los Dinamos, un lugar súper bonito cerca del sur de la CDMX. Después de caminar solo unos pocos metros, ya sentía el cansancio, pero lo peor vino cuando decidimos subir al mirador. No llevaba ni 20 minutos cuando me di cuenta de que no iba a poder. ¿Dónde está mi condición física? ¿Dónde quedó esa Ale que patinaba como si no hubiera un mañana? ¿La misma Ale que podía estar de pie en un festival de 3 días y no se quejaba? Eso es parte de cómo me perdí.

Mientras caminaba sola por un sendero, rodeada de árboles, de un verde tan profundo que casi parecía una película de terror, con el aire fresco del bosque y esa sensación de que algo estaba por pasar (sí, lo sé, esto es cómo empieza La bruja de Blair), pensaba dos cosas: Si me encuentro con Jason, no podría ni correr para defenderme, y la más importante de todas: NO quiero perderme ninguna experiencia con mi hija y por supuesto, con mi novio.

Y bueno, sorprendente lo que un poco de naturaleza, soledad y cansancio te llevan a pensar, en ese bosque decidí dejar atrás a la Ale sin pasiones, sin ganas de hacer ejercicio, la que solo quería llegar a casa, poner una serie y desconectarse.

Escribo esto para recordarme a mí misma que me gusta escribir, que la fotografía, la música y la lectura me llenan, y que soy mucho más que el fantasma de lo que solía ser.

Y tal como dicen en el juego que mi novio me hizo jugar (y que sospecho yo empecé a disfrutar más que él, porque a él le tocó ejercitar su paciencia), voy a encontrar mi pasión. Con el apoyo y amor que él me da, por mi cuenta, por mis ganas de salir adelante, haré todo para dejar de ser una carga para mí misma.

Bien dicen mis Real Friends, “If you never break. You‘ll never know how to put yourself back together“

Y aunque suene a cliché, el año es nuevo, y yo también.